UN DEPORTE CON LOS OJOS RASGADOS

  
    Eric Jouti de Brasil

La bola empieza a ir de un lado a otro de la red, acompañada de un sonido inconfundible “Ping, pong…”. En el campo de juego un joven con apariencia oriental se concentra y frota sus manos frente a la mesa de color azul, sus ojos rasgados y su contextura delgada contrastan con su camiseta, su nombre es Eric Jouti y lejos de ser chino o japonés este joven representa al país que lo vio nacer, Brasil. Jouti no baila bien la samba, ni tiene un cuerpo broceado al estilo de Rio de Janeiro, lo que si tiene es un aguerrido espíritu de competencia y un estilo inconfundible para lazar la pelota, lo que también lo hace protagonista del llamado “jogo bonito” de los brasileros.
Publicidad de la primera mesa de "Tenis de Salón"
El Tenis de mesa lo inventaron los ingleses pero son los orientales quienes lo han hecho famoso en el mundo entero, no es un secreto que los chinos han sentido una atracción indomable por este deporte desde que cruzó sus fronteras a principios del siglo pasado. El tenis de mesa había nacido mucho antes como divertimento social en el Reino Unido, a inicios del siglo XIX. A la elite inglesa se le ocurrió entretener las sobremesas convirtiendo las mesas del salón en tableros, dividirlas en dos mitades con libros e improvisar el resto. Pero en la actualidad unos 100 millones de chinos practican asiduamente este deporte, lo que les ha llevado a ser los mejores en el “ranking” internacional. Para ello han de someterse a una estricta y agotadora formación en centros de alto rendimiento, una labor complicada que es superada gracias a ese mítico sentido de disciplina de los pueblos orientales.
Alonso Shimabukuro de Perú
Viendo desde las tribunas del Polideportivo Sur de Envigado el XX Campeonato Suramericano de Tenis de Mesa parecería que el mundo mirara con ojos rasgados, aunque era un encuentro suramericano pocos García, Pérez o Sánchez se enfrentaban en el campo de juego, en cambio apellidos como Jouti, Kohatsu, Kagohara, Yamada y Shimabukuro robaban protagonismo y medallas para sus respectivos países. El ruido del coliseo cubierto es ensordecedor, con decenas de pelotas yendo de un lado al otro del tablero, un ruido  mezclado con los deportistas que lanzan sus gritos de guerra –“Uahhhhhhhh”– con cada golpe.

  Caroline Kagohara de Brasil
Alguien en la tribuna dijo en tono de burla que con tantos “chinos” sería difícil para los deportistas distinguir quienes eran sus rivales y quienes sus compañeros de equipo, un chiste pasado del tono de lo superficial, pero con algo de cierto, sin importar el lugar donde se nace estos deportistas parecen heredar genéticamente una habilidad particular para competir, para entregar sus mentes y sus cuerpos, para crear estrategias que los lleven a la victoria.

Por: Pablo Andrés Vélez Escobar

2 comentarios:

  1. un gran trabajo me servio de mucho gracias

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  2. En pandemia... 2021... recopilando información sobre psicología del deporte....

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